Salvador Calvet es Doctor Ingeniero Agrónomo. Trabaja como profesor e investigador en la Universidad Politécnica de Valencia, y desde el año 2017 es el presidente de la Red Científica Remedia.
Tu principal línea de trabajo se centra en el ámbito de la medición y mitigación de emisiones en ganadería y en el desarrollo de sistemas de medida y compilación de inventarios de emisiones. ¿En qué consiste esto?
He trabajado en todo lo que está relacionado con las emisiones gaseosas en la producción animal, tanto en condiciones de campo como de análisis y modelización. Entre los trabajos de campo, nos centramos en la medida de emisiones de contaminantes atmosféricos procedentes de la ganadería intensiva y la evaluación de estrategias para su reducción. Entre los trabajos de análisis y modelización, hemos trabajado durante muchos años en el desarrollo de las metodologías de cálculo de los inventarios nacionales de emisión y más recientemente en la modelización de impactos asociados a la producción animal. En definitiva, nuestro objetivo es contribuir a una producción ganadera más competitiva y con menor impacto ambiental, considerando la diversidad de sistemas de producción.
¿Qué gases emite la ganadería?
La ganadería emite una gran diversidad de gases, tanto de forma directa como indirecta. Sin duda el gas más relevante en cuanto a contribución al total de emisiones es el amoniaco (NH3) procedente de las excreciones de los animales (me gusta este visor de emisiones en países NEC). También son muy relevantes los gases efecto invernadero (visor de emisiones en UE): el metano (CH4) procedente de la fermentación entérica y de la gestión de estiércoles líquidos, así como el óxido nitroso (N2O) emitido principalmente en la aplicación a campo de los estiércoles. No debe olvidarse que la ganadería emite una gran variedad de otros compuestos volátiles responsables de los olores de esta actividad, y que están relacionados con las molestias generadas a la población.
¿Qué implicaciones tienen estos gases en el ambiente? ¿Se les puede dar algún aprovechamiento productivo?
Estos gases se suelen emitir en baja cantidad y por eso son difíciles de aprovechar en la práctica con la tecnología actual. Sin embargo, a pesar de su baja concentración, la cantidad global emitida es muy relevante y ocasionan efectos ambientales importantes. El NH3 es un gas irritante para animales y trabajadores cuando se acumula en alojamientos ganaderos insuficientemente ventilados, y contribuye junto con otros contaminantes atmosféricos como el material particulado (polvo en suspensión) a generar problemas respiratorios. Una vez emitido al exterior, su principal efecto es que desequilibra los ecosistemas al aportar un nutriente (el nitrógeno) que normalmente es limitante en el medio natural. Esto se concreta en efectos como la acidificación de los suelos, la eutrofización de las aguas y la alteración de la vegetación natural.
Óxido nitroso y metano son potentes gases efecto invernadero cuyo efecto se suma al de otros gases (por ejemplo el CO2). Su creciente acumulación en la atmósfera está inequívocamente relacionada con el cambio del clima ya experimentado en los últimos años y con los que se seguirán produciendo en los próximos años, según los diferentes escenarios.
¿Producen la misma cantidad de metano todos los animales? ¿A qué se debe la variación entre individuos y entre especies?
Los rumiantes producen claramente mayor cantidad de metano de origen entérico que los monogástricos (cerdo y aves), en lo que puede parecer un “peaje” por el hecho de que estos animales puedan aprovechar los alimentos fibrosos (que otros animales o los propios humanos no podemos aprovechar). Dentro de una misma especie, la alimentación juega un papel esencial, de forma que se produce más metano cuanto menos digerible es la dieta. Recientemente se han obtenido unas nuevas ecuaciones de cálculo en la que han participado investigadores de Remedia (ver entrada en blog).
En cuanto al metano que se produce a partir de los estiércoles líquidos, depende sobre todo del tiempo y forma de almacenamiento, aunque el tipo de animal y su alimentación también influyen.
¿Qué implicaciones va a tener y/o está teniendo el cambio climático en la actividad ganadera?
Tiene implicaciones directas e indirectas muy relevantes, y me temo que no nos acabamos de creer que las vamos a ver con nuestros ojos. De hecho, ya las estamos viendo. Por una parte, tenemos un efecto directo ya que el estrés por calor es un importante factor que reduce el bienestar animal y la productividad. Por otra parte, tenemos una serie de efectos indirectos relacionados con la propagación de enfermedades y con la menor disponibilidad de agua (ya sea en los pastos o en los cultivos utilizados para la alimentación animal). Un ejemplo de colaboración dentro de Remedia ha sido el proyecto Optibarn (participación de UPV y BC3). Por lo pronto yo les digo a mis alumnos que planifiquen una granja con las proyecciones de los próximos 30 años (p.ej en http://www.adaptecca.es/), y no con el histórico climático de los últimos 30 años, tal y como me enseñaron a mí.
En un escenario futuro en el que se prevé que el consumo de carne mundial aumente, ¿qué medidas crees que deberían implementarse de cara a paliar los efectos del cambio climático?
Considero que cualquier medida que pretenda tener éxito debe contar con todos los actores, incluidos los sectores productivos. Desde mi perfil de ingeniería agronómica estoy convencido de que existe un importante margen de mejora para reducir las emisiones y adaptarse al cambio climático aplicando medidas de manejo y tecnológicas, tanto en sistemas intensivos como extensivos. Un ejemplo de este enfoque es el informe del Focus Group de EIP-AGRI sobre emisiones del ganado (ver entrada en blog).
Una discusión clave y de gran complejidad hace referencia a medidas relacionadas con reducir el consumo de carne (o de determinados tipos de carne), tal como nos indicó Agustín del Prado en la segunda parte de su reflexión pre-Remedia 2018. Me gustaría añadir un par de reflexiones dirigidas a las posiciones más extremas: 1. ¿aceptarían los sectores medidas que implicasen reducción del consumo si la comunidad científica aporta un consenso unánime de que es imposible mantener la producción con un nivel de contaminación admisible? ¿Reconocerán todos los stakeholders que la producción ganadera intensiva (exquisitamente planificada y gestionada) es sin duda una potente solución (que no la única) para satisfacer la demanda de alimentos a nivel mundial?
España es después de Alemania el principal productor de porcino de Europa, y el tercero del mundo. El aumento de explotaciones intensivas de monogástricos en ciertas áreas de la península está desembocando en movimientos vecinales que se oponen a la apertura de nuevas granjas en sus municipios. ¿Hay realmente un exceso de explotaciones en España? ¿Existe alguna solución para mejorar la gestión de los purines?
Es evidente que hay zonas en España con excesiva concentración ganadera, y eso dificulta en gran medida la correcta gestión de estiércoles y purines, incrementando la presión sobre el medio ambiente. No obstante, existe un importante margen de mejora en el uso de estiércoles ganaderos (Sanz-Cobena et al., 2014), y apuesto particularmente por la gestión colectiva de purines. Creo que una explotación ganadera de gran tamaño no debe ser objeto de rechazo automático, pero sus promotores deben ser conscientes de los importantes impactos que se suelen producir en zonas de elevada concentración ganadera. Por su parte, las administraciones tienen la obligación de exigirles las medidas necesarias que permitan compatibilizar la actividad con el medio, que probablemente deberían ser medidas más efectivas que las contempladas hasta ahora.
¿Qué estrategias pueden tener más importancia para la adaptación de la ganadería al cambio climático?
La adaptación de la ganadería al cambio climático es todo un mundo por explorar en profundidad. La ganadería intensiva que es la que más conozco espera poder adaptarse al cambio climático a través de medidas tecnológicas, pero ¿serán suficientes si el suministro de agua y piensos se ve comprometido por el cambio climático?
¿Ganadería intensiva o extensiva? ¿Cuál de las dos parece que contamina menos? ¿Cuál tiene mayor impacto negativo en el medio?
Las formas de producción ganadera son muy variadas entre lo que podrían considerarse extremos de intensividad y extensividad, y seguramente ninguna de ellas sea la más favorable respecto a todos los aspectos ambientales, expresados de las distintas formas posibles (p.ej. por animal, por kg producido, por kg de alimento consumido que no compite con la alimentación humana…). Creo que REMEDIA tiene miembros con mejor solvencia que yo para aportar información sobre esta cuestión.
Desde el año 2017 eres el presidente de la Red Científica Remedia. ¿Cuándo y por qué te uniste a la red? ¿Qué es para ti la Red Remedia?
He participado desde la primera edición del Workshop Remedia que se celebró en Bilbao en 2012. Sin embargo, hasta 2017 era “simplemente” el mejor foro de discusión científica a nivel nacional sobre mitigación del cambio climático en el medio agroforestal. Desde que coordino la red me estoy dando cuenta cada vez más de su gran potencial, tanto por la gran valía personal y profesional de sus investigadores e investigadoras, como por las enormes posibilidades de colaboración que tenemos. Y de su sentido del humor (por el que una vez me dijeron que se puede conocer a la gente).
Tu trabajo como investigador y profesor, sumado a tu labor como presidente de la Red Remedia consume buena parte de tu tiempo… ¿Cómo concilias la vida laboral y la personal?
Ciertamente soy poco eficiente en modo multitarea y me cuesta bastante. Todos esos ámbitos requieren una importante dedicación, y a veces me parece que no doy lo suficiente. No obstante, ninguna de estas labores es en solitario, y tengo la suerte de contar con personas cercanas en las que te puedas apoyar, delegar, e incluso te puedan cubrir en momentos puntuales. La vida personal, especialmente la familia, la considero irrenunciable.