Por Salva Calvet y Agustín del Prado

Hace unos días se publicó el “Global carbon budget 2021”, el preprint de un trabajo elaborado por autores de 70 instituciones pertenecientes al Global Carbon Project. El objetivo de este proyecto es integrar el conocimiento de los gases efecto invernadero asociados a las actividades humanas y al sistema planetario. Sus trabajos incluyen los tres gases predominantes (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso). Son conocidos por los balances de metano y óxido nitroso, pero ahora nos toca analizar la reciente publicación de balance de dióxido de carbono. Además del artículo, la web incluye presentaciones, datos, infografía, imágenes y visualizaciones de gran utilidad.

Antes de entrar en el contenido, llama la atención que de las 70 instituciones implicadas en este proyecto tan importante ninguna es española. Tal vez esto nos tiene que hacer pensar, por una parte, en la implicación institucional sobre este tema (inversión, coordinación, etc). También, por supuesto, nos plantea que tal vez no hemos hecho lo suficiente en la Red REMEDIA para promover la investigación. Lo cierto es que parece que vamos a remolque.

Con carácter general, lo que más destaca es que la reducción en las emisiones de los combustibles fósiles en 2020 fue transitoria, y este año se prevé un rebote importante de las emisiones, superando los niveles pre-COVID de 2019. Se confirma por tanto que la reducción en 2020 no inició un cambio de tendencia asociado a esfuerzos por reducir emisiones sino que fue consecuencia de unas circunstancias desafortunadas y transitorias que nada tienen que ver con la mitigación.

Sin embargo, en el ámbito de Red REMEDIA lo más interesante son los resultados relativos a los cambios de uso del suelo, que difieren bastante respecto a las estimaciones previas. La Figura 1 muestra la evolución de las emisiones procedentes de combustibles fósiles en comparación con las asociadas a los cambios de uso del suelo. Cabe destacar que en este proyecto se distinguen por una parte las emisiones asociadas al cambio de uso del suelo únicamente, y por otra parte el efecto sumidero de los cultivos y bosques dentro de un mismo uso del suelo.

 

Figura 2. Emisiones relacionadas con el cambio de uso del suelo en comparación con las emisiones de combustibles fósiles, desde 1960 hasta 2020.

Esta figura tiene varias cuestiones interesantes: en primer lugar, el cambio de uso del suelo tiene un peso decreciente en las emisiones globales de CO2. En las últimas dos décadas las emisiones del cambio de uso del suelo se han reducido, mientras que las de los combustibles han aumentado. Actualmente, las emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles son unas 10 veces superiores a las del cambio de uso del suelo(9,3 ± 0.5 vs. 0,9± 0,7 Gt C/año).

En segundo lugar, la elevada incertidumbre con la que conocemos las emisiones de los usos del suelo (aprox. ± 80%), en comparación con los combustibles fósiles (aprox. ±5%). Esto es así por la imposibilidad de saber con precisión el carbono de los suelos y de la cobertura vegetal, por la dificultad de conocer con exactitud el efecto de la degradación de los suelos (probablemente subestimado) y por las discrepancias entre las distintas metodologías disponibles. Esto resalta la necesidad de tomar con cautela los datos globales relativos a los cambios de uso del suelo. Entender esta incertidumbre es fundamental para establecer con cautela el alcance de las políticas de mitigación.

En tercer lugar, destaca un cambio radical en la tendencia de esas emisiones con respecto a lo que se estimaba hasta el momento. Hasta el año pasado se consideraba que las emisiones derivadas de los cambios de uso del suelo se venían incrementando año a año hasta alcanzar un 35% de aumento en dos décadas. Sin embargo, las nuevas estimaciones publicadas ahora indican una reducción del 35% en ese mismo período (Figura 2). Las nuevas estimaciones indican mejor coherencia entre los modelos usados (aunque no por ello se reduce la incertidumbre de la estimación). Además, los resultados del modelo se ajustan mejor a los datos de los inventarios nacionales de emisiones, lo cual ayuda a establecer medidas de mitigación.

Figura 2. Emisiones asociadas al cambio de uso del suelo según estimaciones realizadas en 2020 (línea de trazos) y 2021 (línea continua). La zona sombreada indica el margen de incertidumbre. Fuente: @hausfath

En cuarto lugar, es importante entender que el cambio de uso del suelo incluye tanto emisores como sumideros. La deforestación tropical ha sido en los últimos años la mayor fuente emisora, con un papel especialmente preocupante en Brasil. Por el contrario, la recuperación de terrenos forestales tras el abandono agrícola ha permitido que en Europa el cambio de uso del suelo haya sido un sumidero en las últimas décadas. Este efecto se visualiza claramente con el modelo HILDA (Figura 3).

Figura 3. Comparación de la distribución de la cobertura vegetal entre 1900 (izquierda) y 2010 (centro) en España. La evolución porcentual de la superficie se muestra a la derecha. Fuente: http://www.geo-informatie.nl/fuchs003/#

En quinto lugar, puede actuarse tanto sobre las fuentes emisoras (reduciendo la deforestación) como sobre los sumideros (favoreciendo la recuperación de los suelos). Ambos efectos son palancas importantes que actúan de forma paralela.

Por último, los trabajos reflejan muy bien cómo contribuye cada una de las fuentes consideradas al aumento de CO2 atmosférico (Figura 4). Esta representación expresa muy gráficamente las fuentes y sumideros que ocasionan los sucesivos incrementos anuales. En concreto, se observa que las emisiones anuales de CO2 de origen fósil y por cambio de uso del suelo se compensan en parte (cerca del 50%) con fuentes naturales como los océanos y el crecimiento vegetal/suelos, si bien aproximadamente el 50% restante acaba quedando en la atmósfera e incrementando la emisión.

Figura 4. Fuentes y sumideros de CO2 en el balance global, y su relación con el incremento del CO2 atmosférico

Toda esta información y mucha más está disponible en la web del proyecto. Lo resume muy bien en este vídeo el coordinador del proyecto Pep Canadell.