Por Salva Calvet, Universitat Politècnica de València
El 4 de noviembre participé en un workshop organizado por la Agencia Alemana de Medio Ambiente y el KTBL sobre mejores técnicas disponibles (MTDs) en el ganado bovino (de carne y leche). En él participamos investigadores de varios países y revisamos el estado de estas MTDs. Es una revisión muy pertinente dado que se está planteando incluir el ganado vacuno dentro de las actividades contempladas en la Directiva de Emisiones Industriales, donde ya están las granjas más grandes de porcino y aves.
Algo me llamó la atención: aquí parece que preocupa más la huella de carbono y está teniendo más calado en las acciones que se están tomando. Por el contrario, me da la sensación de que el resto de países parece que sobre todo preocupaba el amoniaco (a veces olvidando el metano). Tal vez es lógico, porque siendo un workshop sobre instalaciones en granja, no se analizaron las medidas de alimentación y genética, con gran peso en las emisiones entéricas. El sector bovino en España está en general bastante sensibilizado en términos ambientales, pero tal vez corremos el riesgo de olvidar la relevancia del amoniaco y las acciones para reducirlo. Según el Inventario español de emisiones, las granjas bovinas producen un 13% del amoniaco emitido en España, pero sólo un 3% de los gases efecto invernadero. No obstante, los compromisos de reducción deben abarcar a los dos gases.

Figura 1. Principales sectores relacionados con la emisión de amoniaco (izquierda) y metano (derecha) y contribución relativa al total nacional.
No quiero decir con ello que estamos mal. Más bien al contrario, se está haciendo un gran trabajo. Por ejemplo tenemos unos documentos de cálculo de emisiones, fruto de muchos años de trabajo, que son lo más completo que podemos tener (aunque mejorables, como todo). Tenemos también un sector productor cada vez más concienciado. Pero tenemos dos caballos de batalla relacionados entre sí: los datos de actividad y los factores de emisión. Dato de actividad es por ejemplo saber cómo se gestiona el estiércol en cada granja, pues de ello depende la emisión. Si no lo sabemos, calculamos mal las emisiones. Y factor de emisión es conocer qué nivel de emisión ocurre exactamente en nuestras condiciones. Por ejemplo, para amoniaco es saber qué porcentaje del nitrógeno excretado acaba como amoniaco, en función de lo que se haga con el estiércol..
Tengo que decir que en el workshop del 4 de noviembre no me pareció ver grandes avances en cuanto a tecnologías de reducción de emisiones. En bovino, las MTDs están sobre todo dirigidas a reducir el amoniaco en granjas con purines, que en nuestro país son principalmente granjas de vacas lecheras. En general las MTDs siguien la regla de reducir la superficie y tiempo de contacto del purín con el aire en la granja, reduciendo así el amoniaco y el metano. Algunas de las medidas de mayor implantación en los países de nuestro entorno son:
- En alojamiento: Suelos enrejillados de bajas emisiones; Manejo correcto de las arrobaderas (accionamiento frecuente, bien ajustadas para limpiar bien el pasillo); Zona de alimentación elevada con divisores para favorecer la excreción en las rejillas o pasillos de limpieza. Son técnicas que reducen el amoniaco en cerca de un 25%.
- En estercoleros: cubierta de balsas, ya sea cubiertas de hormigón o plásticas (“tipo tienda”). Se habló también de la separación de sólidos o la producción de biogás (este último, con problemas si se usa arena en las camas o se acidifica el purín).
Se consideraron también otras técnicas que de momento quedan fuera de estudio. Por ejemplo, la acidificación es efectiva pero a un coste elevado y con riesgos de seguridad laboral. La aplicación de inhibidores de la ureasa se está estudiando; el enfriado de purines tiene aún muchas incertidumbres y el “retrete de vacas” es una idea que está aún en desarrollo.

Figura 2. Listado de mejores técnicas disponibles aplicables a cada categoría animal.
Para camas sólidas no se mencionaron expresamente muchas medidas de reducción. Usar camas sólidas (bien mantenidas) ya reduce como tal las emisiones del alojamiento a aproximadamente la tercera parte, respecto a granjas con estiércol líquido (o al menos eso dice la guía de cálculo de EMEP). Los datos medidos en condiciones de granjas sin embargo no son tan optimistas, por lo que esos valores hay que tomarlos con cautela. Las camas compostadas también tienen un gran potencial para reducir las emisiones en granja y almacenamiento del estiércol, aunque con ciertas incertidumbres porque no se conoce muy bien la dinámica de sus emisiones.
Más allá del contenido técnico, me parece interesante el proceso que están siguiendo muchos países, y que en España no está acabando de cuajar. En los países con mayor ambición en mitigación, las mejores técnicas disponibles se definen de acuerdo con un comité científico asesor, utilizando información recogida científicamente (p.ej. proyecto EmiMin financiado por el Ministerio de Medio Ambiente en Alemania) o mediante juicio de expertos (p.ej. usado en Flandes en Bélgica cuando no hay datos de mediciones). Disponen de una base de datos clara y adaptada a su país sobre las técnicas que pueden usar los ganaderos (por ejemplo esta lista en Países Bajos). Tienen un registro claro con los valores de emisión en valores absolutos (kg por plaza). Son probablemente acciones que convendría poner en marcha en España para ser efectivos en la reducción de emisiones y aclarar a los ganaderos las técnicas que pueden utilizar. Tal vez sean ideas útiles para el nuevo RD de ordenación del vacuno, y también para los RD de aves y porcino ya en vigor.